Black Bear

Es una meta-película con una doble personalidad para fanáticos del cine, con un poco más de conocimiento contextual que la media de la población, este drama está lleno de ideas intrigantes, así como de personajes reflexivos y estupendas actuaciones. Black Bear, de Lawrence Michael Levine, es una película psicológica que desafía al espectador a determinar cómo se relacionan las dos mitades, qué significa todo eso (si es que puede significar algo) y cómo encaja el oso en todo esto. Es el tipo de película que utiliza la palabra "solipsismo" (idea de que solo importa la existencia de uno mismo). La primera mitad de la película es, en su mayor parte, un acto teatral sobreactuado, tenso, ya que los personajes reaccionan a los diálogos de los demás con nerviosismo y ferocidad. Pero está filmada con intimidad y fluidez, y termina siendo tan emocionante como reflexiva.

La segunda mitad, aunque presumiblemente, ocurre en la "realidad", está incluso más sobreactuada, con emociones más alocadas y comportamientos erróneos, combinados con el caos de un rodaje que se va descarrilando poco a poco. (Se utilizan términos como "el martini", que podría no significar nada para los espectadores experimentados). Todo esto permite a los actores -especialmente a Plaza- mucho espacio para explorar, y encontrar ángulos y curvas sorprendentes para sus interpretaciones. Black Bear aborda temas como la creatividad y el poder de ambos sexos, incluyendo una discusión sobre cómo el mundo empezó a derrumbarse tras la "desaparición de los roles de género tradicionales", pero tal vez su punto final sea que, no importa lo inteligentes que pensemos ser, la naturaleza encuentra la forma de manipularnos.