Cassandro

Esta película biográfica merece atención, tanto por la interpretación de García Bernal como por su sensible tratamiento de una tradición cultural única. García Bernal interpreta a Cassandro con una sutileza y sinceridad que contrastan conmovedoramente con la teatralidad de su personaje de "exótico" en el ring de lucha. Su conmovedora devoción por su madre, su amor imposible por un hombre casado, el rechazo de su padre y su sexualidad menospreciada en una cultura "machista" están todos guionizados, dirigidos e interpretados con gran delicadeza. La película trata de abarcar quizás demasiado tiempo, reduciendo el exitoso ascenso de Cassandro a montajes, que minimizan la singularidad de su popularidad. El espectador se queda más con una sensación que con una comprensión (para eso, un documental de 2018 sobre la celebridad puede llenar los espacios en blanco).

Puede que los espectadores se sientan atraídos por la película debido al pequeño papel del cantante Bad Bunny, pero éste aparece muy poco en pantalla. Los personajes secundarios más memorables son interpretados por De la Rosa como su madre deprimida y, sobre todo, Castillo como su amante reprimido. Pero la cámara se centra casi exclusivamente en García Bernal, que va y viene entre un hijo modesto que aún vive con su madre y un personaje escénico cada vez más seguro de sí mismo y extravagante. La iluminación intencionadamente oscura y el melancólico tema instrumental sugieren una oscuridad que quizá simbolice los aspectos de la vida de Saúl que deben permanecer ocultos u oscurecidos. Esto sirve para subrayar lo diferente que se siente (y es tratado) como Cassandro, que se pavonea hacia el cuadrilátero acompañado de melodías discotequeras de inspiración fronteriza, y hace reír al público con coreografías payasescas, maquillaje escénico y vestuario, todo lo cual recrea espectacularmente la producción.