Fire of Love

Lleno de imágenes sobrecogedoras, con un buen montaje, música tranquila y reflexiva y una narración magníficamente poética, este documental fusiona ciencia, naturaleza y romance. La decisión de contar con la actriz, artista y cineasta Miranda July para narrar Fire of Love fue muy acertada; sus delicadas y melancólicas líneas, casi susurradas, confieren una sensación etérea a la película, arrojando una luz existencial sobre las imágenes. Una y otra vez, cuando la película describe la singular concentración de Maurice y Katia en sus estudios, la voz de July y la experta realización cinematográfica nos ayudan a comprender la atracción. (También se habló de los Krafft en el documental sobre el volcán Into the Inferno, de Werner Herzog).

El metraje, en gran parte rodado por los propios Krafft, es glorioso, y es fácil estar de acuerdo con Maurice cuando afirma que los volcanes son las cosas más bellas de la tierra. Como dice July en su narración, la cámara los adora a los dos. Maurice es como un osito de peluche y Katia mira la vida a través de sus enormes gafas. Si Fire of Love tiene un defecto, es que hay demasiado fuego y muy poco amor. El director Dosa se limita a las imágenes de archivo -la película no oculta que Katia y Maurice ya no están entre nosotros - y gran parte de ellas muestran a uno u otro Krafft, pero rara vez a ambos. Sólo hay destellos fugaces de lo que debió ser su relación personal y romántica. Aun así, la película es conmovedora a nivel humano e impresionante a nivel cósmico.