El hombre que inventó la Navidad

Se trata de un drama biográfico entretenido y bien interpretado sobre lo que pudo inspirar A Christmas Carol y cómo la novela clásica cambió el espíritu de la época. Stevens retrata con eficacia a Dickens, que captó de forma memorable el espíritu altruista y generoso de las fiestas. Esta versión nueva y ambiciosa de Dickens necesita un éxito crítico y comercial, y, tras inspirarse en los ejemplos de Scrooges de la vida real -así como en su propio dulce sobrino discapacitado-, el autor inglés sabe que su cuento de Navidad tiene un potencial real. Stevens ofrece una interpretación sobresaliente, al igual que Justin Edwards como el leal mejor amigo y agente de Dickens, Plummer como el Scrooge real e imaginario, y Jonathan Pryce como el bondadoso pero derrochador padre de Dickens, John.

The Man Who Invented Christmas tiene algo de Wizard of Oz, a medida que el público descubre cuáles personajes reales de la vida de Dickens acabaron representados en las páginas. Cuando la hermana, el cuñado y el sobrino de Dickens le visitan, está claro que el dulce niño, enfermizo y discapacitado es el pequeño Tim. El padre del niño incluso lo levanta exactamente igual que Bob Cratchit hace con el pequeño Tim en todas las ilustraciones y adaptaciones cinematográficas de A Christmas Carol. Es Plummer, por supuesto, quien tiene más que decir y quien hace presión para permanecer sin redención hasta el final. Menos mal que Dickens decide escuchar a sus primeros lectores, como su joven empleada, Tara, una narradora nata que le ruega que dé a Scrooge y al pequeño Tim un final feliz y esperanzador. Gracias al cambio de actitud de Scrooge, Dickens salva su carrera y, si nos atenemos a la película, la propia Navidad.