Mimic

Tras la aclamada película mexicana Cronos, el guionista y director Guillermo del Toro debutó en Estados Unidos con este espeluznante filme de criaturas. Aunque posteriormente realizaría obras maestras ganadoras de un Oscar como Pan's Labryinth aquí Guillermo presenta algunas ideas geniales, pero, en última instancia, Mimic supone una nota a pie de página menor en su carrera. La película tiene un buen comienzo cuando nos enteramos de una plaga que fue erradicada por insectos modificados genéticamente, sólo para que estos insectos regresen tres años después, trayendo un nuevo tipo de amenaza. Una especialmente pegajosa, a la que los efectos especiales dan vida con alegría. Cosas abultadas que saltan y resoplan, trozos escurridizos que se deslizan de un lado a otro.

También hay una serie de escenas humanizadoras que hacen que nos preocupemos por los personajes. Por eso resulta tan extraño que toda la tensión y el afecto se desvanezcan rápidamente y no vuelvan a aparecer en cuanto comienza la acción. El enfrentamiento entre personas y bichos en el metro está plagado de CGI mediocre de los años noventa y una falta total de atmósfera que deshace el buen trabajo de ambientación de la escena. La última hora no es ni mucho menos mala, sólo mediocre y monótona. A pesar de su tensa construcción del mundo y de sus agradables personajes -especialmente el fuerte papel femenino de Sorvino, Susan-, el enorme descenso de calidad de Mimic la convierte en una película difícil de amar.