Café con aroma de mujer

La telenovela es producida en Colombia, con un elenco predominantemente colombiano, aunque uno de los protagonistas, William Levy, es cubano. Los ricos integrantes de la familia Vallejo son blancos, mientras que los personajes de los recolectores de café son morenos. El tema de la discriminación racial se muestra en la relación de Marcela Vallejo con Lemarcus, afrodescendiente, lo que ocasiona molestias a la matriarca de la familia Vallejo. Las mujeres desempeñan un papel destacado en la historia, pero siempre en relación con los hombres que las cortejan. Uno de los hijos Vallejo es homosexual; su madre no acepta su condición y le pide que vaya a terapia para cambiar su orientación sexual.

Un personaje -que es narcotraficante- golpea a su esposa por serle infiel. No se ven los golpes en pantalla pero se muestra luego el rostro de la mujer con moretones y sangre.

Se sugieren relaciones sexuales. Se muestra parejas acostadas en cama, besándose y coqueteando entre sí. Son frecuentes las infidelidades entre las parejas. El personaje de Lucía viste siempre con escotes pronunciados y en ocasiones aparece en ropa interior.

Usos ocasionales de de "ca..jo", "mi—da" y "vaina".

Los personajes beben alcohol en las fiestas, bares, bodas y reuniones familiares.

Las familias necesitan saber que Café con aroma de mujer es una nueva versión de otra telenovela colombiana del mismo nombre lanzada en 1994. Este relanzamiento mantiene el foco en las dificultades que enfrentan los protagonistas, Teresa ‘La Gaviota' (Laura Londoño), pobre y recolectora de café, con Sebastián (Wlliam Levy), perteneciente a la rica familia dueña de la hacienda cafetera. Pero también se reivindica el rol empoderado de las mujeres recolectoras de café y se hacen referencias menores a la realidad del país (guerrilla e inmigración). Hay sugerencias de sexo, pero no se muestra, con muchas situaciones de infidelidades entre parejas. Se abordan temas de racismo, diferencias de clase, homofobia y maltrato a la mujer. El novio de una de las protagonistas es afrodescendiente, lo que no es bien visto por la matriarca de la familia Vallejo, quien tampoco acepta que uno de sus hijos sea homosexual. Los personajes beben en reuniones sociales. Más allá de las truculencias típicas de toda telenovela, hay un mensaje positivo a favor del cultivo de la tierra como señal de identidad y de valores compartidos, sin importar las diferencias de clases.